HOMBRES DE LIRIO Y ALBA
Hombres de lirio y alba
llegaron del olivar,
despacio, como agua calma,
los ojos y el alma en paz.
Hombres de malva y luna,
ya en flor el membrillar,
Viernes Santo, aún oscura
- ¿Quién viste capillo, madre,
venido del olivar?
- Hombres buenos, hijo, sangre,
vida, lumbre de este hogar...
Se abre un pórtico viejo,
las miradas, de cristal,
surge un rostro nazareno,
sangra su cuerpo moreno,
hiere a su Madre un puñal.
Hombres de lirio y alba,
hombres de luna y malva,
séquito de un rosal
en que dos rosas heridas
amantísimas se miran,
llorando de la otra el mal.
Océano el firmamento,
plata y sombra el olivar,
túnicas lirio y alba,
y un relente boreal.
El Calvario semeja espuma
que se alza desde el mar
al clarín y los plumeros
conjurar la `alboreá´.
Y amanece, se derrama
el cielo en el pedregal,
se hacen cirios los luceros
y las almas caridad.
- Madre, cuando sea hombre
quiero a Cristo acompañar,
quiero un capillo morado,
y venir del olivar,
quiero una Diana eterna,
seré lumbre de este hogar...
¡Hombres de lirio y luna
en
Amanece, Viernes Santo,
Tradición, `alboreá´...
Y entre leves luminarias
van y vienen las plegarias
como las olas del mar.
ERNESTO CÁCERES MOLINA